Premio arte y pico

Llevaba ya tiempo sin visitar mi propio blog y me he encontrado con este reconocimiento… ¡desde Argentina! (Va a ser verdad que nuestro mundo es, cada vez más, una aldea global)
Sinceramente, agradezco de corazón que a alguien le parezca medianamente interesante lo que voy contando aquí, pero insisto en que me veo incapaz de continuar esta cadena de reconocimientos. Cuando llegue el verano espero estar algo más libre para dar un paseo por este “mundo de los blogs” en el que, curiosamente…
¡acabo de cumplir un año!
.
Cuando he leído el comentario del padre Fabián comunicándome lo del premio, me ha venido a la mente una experiencia vivida junto a su país:
.
Nunca he pisado suelo argentino, aunque estuve a pocos metros cuando visité, desde la parte brasileña, las cataratas de Iguazú.
Tuve la suerte de ver el gran conjunto de cataratas desde el aire con un helicóptero (una vista espectacular), pero fue al llegar a la plataforma-mirador que hay bajo las cataratas cuando aquel lugar me sobrecogió. Me acerqué a la plataforma contemplando ese gran caudal de agua que, ininterrumpidamente, iba cayendo y me ví tremendamente pequeño ante aquel despliegue de energía de la naturaleza.
Si el mundo tenía manifestaciones como aquella, ¿cómo sería Aquel que lo había creado? Me sentí realmente invadido por la presencia amorosa del Padre. En aquel lugar casi podía “tocarse” la huella que, en su acción creadora, ha dejado en la naturaleza. El lugar me impulsaba a dar gracias a Dios por el don de la vida y de la fe.
.
Estaba absorto contemplando y meditando todo aquello cuando un compañero de viaje, dándome unos golpecitos en el hombro (el ruido del agua apenas dejaba oír otra cosa), me hizo señas de que teníamos que marcharnos. Yo, un poco enfadado, le grite: “¿Pero es que no vamos a quedarnos ni cinco minutos?”. Y él, extrañado, me respondió también a gritos: “¿Cinco minutos? ¡Pero si llevamos aquí más de tres cuartos de hora!
.
Aquello me ayudó a entender “un poquito” lo que tiene que ser la vida eterna. Si sólo de mi voluntad dependiese, ahora mismo firmaba para que me vayan reservando un lugar en el cielo.
.
¡La paz contigo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por compartir con todos estás vivencias. Soy argentina, catequista y disfruto sabiendo que hombres de fe pueden también tener sentido del humor y tantas ganas de vivir y mostrar a Dios.
Saludos
Mabel desde Buenos Aires, Argentina