Trucos para el hogar

No deja de asombrarme la cantidad de gente “curiosa” que se va uno encontrando por la vida.
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En cierta ocasión, al ser trasladado a un nuevo destino, me propuse, como es mi costumbre, visitar a todos los enfermos y personas mayores del pueblo, especialmente a los que no salían con frecuencia a la calle ni podían asistir de forma asidua a la Misa dominical.
Siguiendo la lista que me había dejado el sacerdote anterior, me acerqué a la casa de una encantadora señora mayor que me hizo pasar a la cocina. Era una cocina bonita (se veía que la habían reformado recientemente), amplia, limpia y soleada. Podía apreciarse que aquella mujer hacía allí su vida la mayor parte del día: tenía un televisor pequeño, junto a la ventana había una sillita baja con un costurero, en la mesa junto a la pared estaba la última hoja parroquial y el “Mensajero de San Antonio”…
Una de las cosas que más llamaba la atención al entrar era la cantidad de imágenes de la Virgen María que había en aquella habitación: un calendario grande de pared con la Virgen de Fátima, pequeños recordatorios de viajes sobre la encimera de la cocina con las vírgenes de Covadonga y Lourdes, calendarios de mano en la mesa con la Virgen del Pilar y varias Inmaculadas de Murillo, cuadritos pequeños en las paredes con la Macarena y la Virgen del Carmen...
Al hacerle alusión a su devoción mariana, la señora me dijo que todos los días rezaba el rosario ayudada por una cinta de cassette.
Efectivamente, encima de la mesa había un radio-cassette, y junto a él dos cintas: una de ellas era un rosario grabado.
La otra cinta, que me llamó especialmente la atención encontrar allí, era de “Marchas Militares de la Legión Española”. (Para aquellos que lo desconozcan, la “Legión” es un cuerpo del Ejercito de Tierra Español, que tiene como característica que desfilan con una cadencia de 140 pasos por minuto, por lo que sus marchas específicas llevan un ritmo vivísimo.)
Pregunté a la señora si tenía o había tenido algún familiar en la Legión, pero ella no entendía el motivo de la pregunta. Cuando le indiqué que había visto la cinta de “Marchas militares”, ella me contestó con naturalidad: “No, hijo. Si eso lo uso para fregar los platos.”
Ante su respuesta yo sólo pude exclamar algo parecido a: “¿¿Cómo…??”
Y ella, tratando de explicarme algo evidente, me dijo: “Mira, cuando veo que la cazuela tiene mucha grasa, me pongo la cinta con las marchas militares ¡y me da un brío...! Froto con una energía que da gusto y se queda todo limpísimo. Lo tienes que probar.”
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No lo he dicho: ¡¡La señora tenía casi 90 años!!
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Sinceramente, nunca he seguido su consejo, pero aquí lo dejo por si a alguien le puede ayudar.
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¡La paz contigo!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué maravilla, qué diversa es la gente...

Lucía dijo...

Muy bueno el consejo!

Aurora Llavona dijo...

Es que para las potas con algo pegado no hay nada como una buena marcha militar.

Me gusta mucho el blog. Lo leeré más amenudo